sábado, 12 de septiembre de 2009

La ruptura: 3ª parte: siete días antes… el llamado.

Llamado telefónico.
Matías – Hola.
Romina – Hola Matí, ¿Cómo estas?
Matías – Hola Romí. Necesito verte, te amo.
Romina – Si, por eso te llamaba, yo también quiero que nos veamos.
Matías – Bueno, te busco en un rato por lo de Ana.
Romina – No, espera. Quiero que nos veamos el próximo viernes. Yo voy a pasar por nuestro departamento después de trabajar.
Matías - ¿El viernes? Faltan 6 días.
Romina – Si Matías, el viernes, antes no puedo, no estoy bien.
Matías – Bueno, el viernes venís entonces.
Romina – Si, el viernes a las 18.30 hs estoy ahí, pero hasta el viernes te pido que no me llames. Necesito estar tranquila y últimamente, cada vez que hablamos, las cosas se van a la mierda y siempre término llorando desconsolada y sintiéndome una pelotuda.
Matías - ¿Y yo soy el culpable de eso? Si te sentís así es por que algo estás haciendo mal.
Romina – Esto es lo que no quiero: reproches. Por favor, haceme caso, esta semana no hablemos, el viernes hablamos de todo lo que quieras.
Matías – Esta bien, pero me parece algo egoísta de tu parte.
Romina – Si Matías, lo sé, pero no me llames.
Matías – Ok, nos vemos el viernes.
Romina – Beso.
Matías – Beso… te… – y el teléfono enmudeció al mismo tiempo que las palabras “te quiero” se escurrían por entre el aire que aspiraba el balcón del departamento.

Matías pensaba… “Me va a dejar, ya no hay vuelta atrás. No me quiere mas, eso está claro. ¿Qué voy a hacer? Ya no le importa si me corto las venas o si me tiro de la terraza, no le importa nada de mí. Solo es ella, solo piensa en estar bien ella; ¿y yo? ¡Que reviente! Eso debe estar pensando ahora.”
Romina, con la mano apoyada en el teléfono que acababa de colgar, sentía otra vez el alivió de escuchar su voz y saberlo con vida. Pensaba en que tenía mucho que pensar… “¿lo quiero o temo que se haga daño si lo dejo? No lo sé, creo que todavía lo quiero, pero no estoy segura de si quiero volver con él.”

Ana - Y, ¿que te dijo?
Romina – Que hasta el viernes me va a dejar en paz.
Ana – Esperemos, por el bien de todos, que cumpla.
Romina – Si, esperemos que cumpla.

Y se produjo un silencio desconfiado entre las dos amigas. Ana desconfiaba de que Matías cumpliera su promesa. Romina desconfiaba de la desconfianza de Ana y quería creer en Matías por última vez… y entendía que había sido un error poner a Ana al medio de todo. Sentía que la relación se le estaba yendo de las manos y que era ella quién debía resolver los problemas… sin excusas, no más intermediarios, enfrentarlo ella y mirarlo a los ojos y por fin determinar si todavía latía la llama de su amor... si había salida para este laberinto.

Eso de autolastimarse, de tirar y tirar la cuerda de la relación, ¿hasta cuando iba a soportar sin cortarse?… hacía frio y sus corazones comenzaban a sentirlo…

5 comentarios:

  1. se puede morir de frío. mejor abrigarse.

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  2. me parece que cuando pasan estas cosas, en el fondo uno ya sabe cual es el desenlace. Aunque no lo quiera creer.
    Que bajón.
    Un beso

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  3. Gracias por pasar!
    No, por el momento, nada de política.
    Veremos cómo sigue la ruptura.
    Saludos

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  4. la manipulación puede convertirnos en cretinos del amor.

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