martes, 21 de julio de 2009

La tempestad (2ª versión)

“…Los rayos golpean y se hunden como dagas en el vientre de una tierra arenosa. Las ramas de los arboles, de cuajo arrancadas, divagan sublevadas por el campo. ¡No hay atajos posibles! ¡No hay cielo esperándonos! A lo lejos una granja emana violentas bocanadas de fuego. La desgracia de la tempestad. Dicen que todo se ha perdido…”

Hallóse ella en mis brazos liviana y en mi pecho irguióse invulnerable el sol. Se aferró a mí cual amarras a un puerto y volvióse a dormir en calma.

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